por Jean Robert [2]
Gandhi insistía en que lo que aplastaba a la India no era el pueblo inglés, sino la civilización moderna. Es “bajo el peso de este terrible monstruo que gime la India” [3] . Para Gandhi, la raíz de “la civilización moderna” es el maquinismo, que más que el conjunto de todas las máquinas, es la creencia en su bondad, y, más profundamente, la negativa de ver las virtudes del trabajo personal y comunitario, hecho con herramientas simples; es también el desprecio a la autonomía de la persona.
El maquinismo descansa en esta falacia: el esfuerzo humano puede sustituirse por arreglos técnicos e institucionales que producen cosas buenas – bienes y hasta el bien—en lugar nuestro y casi en nuestra ausencia. La máquina dice al hombre: “Ya no trabajes, lo haré en tu lugar y serás libre”. Con ese engaño lo transforma en su esclavo. Durante mucho tiempo hemos confundido a estos “hacedores” mecánicos con herramientas y falsamente les hemos atribuido la lógica de los fines y de los medios.
Gandhi no cometió tal error de juicio. Este simple hecho lo califica como gran pensador. Nunca rechazó la racionalización o el perfeccionamiento técnico de las herramientas. Simplemente se rehusó a atribuirle a las máquinas la cualidad de herramientas o, mejor dicho, se negó a incluir en la categoría de las herramientas cualquier artefacto que pretende volver inútil a un hombre. Lo que él llamaba “las máquinas” pertenece, según él, a una clase distinta, ajena, desconocida por todas las tradiciones de la India. La herramientas ayudan al hombre a trabajar; las máquinas vuelven inútil el trabajo y, pronto, al hombre mismo. Las herramientas pueden definirse como medios distintos a sus fines. Las máquinas, en cambio, abolen la posibilidad de una distinción clara entre medios y fines: ya nadie puede decir claramente que son “medios” y se vuelven perversamente “fines”. Parecería incluso que el fin de la vida humana consiste en servirlas. Las herramientas alientan la labor autogestionada [4]. Las máquinas tienen que ver con el Empleo. Más exactamente, fomentan empleos para destruirlos en seguida, fomentan Empleo nuevo destruyendo Empleo viejo en mayor medida. Este movimiento se llama “modernización” y, desde Schumpeter, se define como “destrucción creativa”.
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[1] Publicado en la revista Ixtus. Espíritu y Cultura, 1998.
[2] Derechos de Sylvia Marcos
[3] Hind Swaraj, Cap, VIII.
[4]
[Mientras se vuelven a publicar los libros, ensayos y artículos de Jean Robert escritos en varios idiomas durante un período de 50 años en México y otros lugares, se puede leer el texto completo en: https://1drv.ms/b/s!Aj0eqThkCoELuxlePxx_zDrXKdBg?e=7LMh2M]
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