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viernes, 18 de marzo de 2022

AUTONOMÍA

 


por Gustavo Esteva*



Términos clave: autonomía, democracia radical, patriarcado, modernidad

Hoy la autonomía alude a actitudes, prácticas y posiciones que cubren todo el espectro ideológico, desde el autogobierno de individuos soberanos hasta verdaderos movimientos que adoptan la democracia radical como horizonte de emancipación que rebasa el capitalismo, el modo industrial de producción, la modernidad occidental y el patriarcado. Más que autonomía, lo que hay son autonomías, sea en la realidad o como proyectos políticos, como mitos movilizadores y como horizontes: como lo que todavía no es.

En consecuencia, excluyo de este ensayo dos escuelas de pensamiento y acción que en mi opinión no son alternativas verdaderas al régimen dominante:

-          La escuela individualista, a veces llamada “libertaria”, y sus agrupaciones de egoístas voluntarios (Stirner), que normalmente funcionan dentro del seudo anarquismo capitalista.

-          La escuela socialista, leninista y supuestamente anticapitalista, que reduce la autonomía a una forma descentralizada de administrar los poderes verticales del Estado al interior de estructuras de dominación que se justifican como requisitos para la transición al socialismo. La autonomía como autoactividad de la multitud (Negri, Virno) pertenece a esta escuela, como todos aquellos enfoques que tratan de las masas, no el pueblo.

Vayamos al meollo del asunto y a las alternativas que ofrecen posibilidades reales.

La palabra “autonomía” es muy antigua. En el siglo XVII, en Europa, el término griego podía usarse ya sea para referirse a la libertad otorgada a los judíos que vivían según sus propias leyes o para deliberar sobre la autonomía kantiana de la voluntad individual. Varias escuelas de pensamiento y acción europeas adoptaron el término en el siglo XX para caracterizar sus posiciones y aspiraciones. En el resto del mundo, otras nociones, actitudes y prácticas que hoy se llamarían autonómicas han existido desde tiempos inmemoriales.

Para entender los debates actuales, podemos diferenciar entre la ontonomía, las normas endógenas tradicionales que siguen vigentes por doquier; la autonomía, que remite a los procesos por los cuales un grupo o comunidad adopta nuevas normas; y la heteronomía, cuando son otros los que imponen las reglas. Los movimientos autonomistas intentar ampliar tanto como sea posible los ámbitos de la ontonomía y la autonomía.

Una nueva constelación semántica que surge de los movimientos sociales y políticos de emancipación comparte, al menos parcialmente, los siguientes elementos:

Va más allá de la democracia formal. Tanto Grecia que acuñó el término “democracia”, y Estados Unidos que le dio su forma moderna, eran sociedades con esclavos. Durante los últimos 200 años, formas suavizadas de esclavitud se cobijaron u ocultaron en regímenes que el gran intelectual negro W.E.B. Dubois caracterizó adecuadamente como despotismo democrático. La democracia participativa no ha logrado eliminar la verticalidad de las sociedades democráticas, regidas por dictaduras profesionistas en las que los profesionales asumen poderes legislativos, ejecutivos y judiciales en cada campo e impiden la participación de la gente común en las funciones de gobierno.

El desencanto con la democracia es hoy universal. El llamado de los zapatistas a despertar, en 1994, colocó a la autonomía en el centro del debate político. “¡Basta! ¡Que se vayan todos!”, dijeron los argentinos en 2001. “Mis sueños no caben en su ánfora electoral”, afirmaban los “Indignados” en España. Occupy Wall Street permitió a millones de personas, en Estados Unidos, reconocer finalmente que su sistema está al servicio del 1%. Todavía hay intentos de reformarlo, pero muchas luchas tratan más bien de ampliar, fortalecer y profundizar los espacios en que la gente pueda ejercer su propio poder. Están construyendo la democracia literalmente desde las raíces, una en la que la gente común pueda asumir el poder del Leviatán, libre de hablar, optar y actuar (Lummis 1996). Los intentos de este tipo son innumerables y están por todo el mundo. Por ejemplo, el Congreso Indígena Nacional de México, con el apoyo de los zapatistas, lanzó el 1ro de enero de 2017 una propuesta para la creación del Consejo de Gobierno con base tanto en las autonomías indígenas como las no indígenas. En vez de tratar de capturar el aparato estatal, diseñado y funcionando para el control y la dominación, están intentando desmantelarlo y crear instituciones donde la práctica de mandar obedeciendo pueda prosperar.

Más allá de la sociedad económica. Los movimientos autonomistas, visibles ampliamente en América Latina, no sólo están desafiando a la globalización neoliberal, sino también están actuando explícitamente en contra del capitalismo sin volverse socialistas. Algunos no sólo están intentando acabar su dependencia del mercado o el Estado, sino están también rompiendo con el “supuesto de la escasez” que define a la sociedad económica: la premisa lógica de que los deseos humanos son enormes, por no decir infinitos, mientras que sus medios son limitados. Ese axioma crea un problema económico por excelencia: la asignación de recursos a través del mercado o el plan. Por el contrario, estos movimientos adoptan el “principio de la suficiencia”, evitando así la separación entre medios y fines tanto en términos económicos como políticos. Sus luchas adoptan la figura del resultado que pretenden lograr.

Más allá de la modernidad occidental. Hay cada vez más personas que hacen esfuerzos por desvincularse de las verdades y valores que definen a la modernidad occidental en la que llegaron a creer. La mayoría de ellos aún no puede encontrar un nuevo sistema de referencia. Enfrentados con esa pérdida de valores y orientación, algunos pueden volverse fundamentalistas. Sin embargo, otros pueden llegar reconocer la relatividad de sus antiguas verdades, sumergirse en diferentes formas de radicalismo, y practicar nuevas formas de conocer y experimentar el mundo, participando en la insurrección de los saberes sometidos. Con la inspiración de Raimon Pannikar, ellos reemplazan a los nombres que crean dependencia –la educación, salud, alimentación, morada, etc.– con verbos que les devuelven su agencia personal, su autonomía: aprender, curar, comer, morar. Reconocen al individuo como una construcción moderna de la que ellos se desvinculan, a favor de una concepción de personas como nudos en redes de relaciones, que constituyen a los muchos nosotros de verdad que definen una nueva sociedad.

Más allá del patriarcado. Varias escuelas feministas participan en movimientos autonomistas que van más allá de las visiones convencionales en sociedades postpatriarcales. Un claro ejemplo es la sociedad zapatista, donde la política y la ética, y no la economía, están en el centro de la vida social, y el cuidado de la vida, las mujeres y la Madre Tierra tienen la más alta prioridad. En estas sociedades, las prácticas autónomas caracterizan todas las facetas de la vida cotidiana, normadas a través de procesos democráticos que organizan comunitariamente el arte de la esperanza y la dignidad.

* Traducción (no autorizada) de Hernando Calla del original Autonomy en “Pluriverse. A Post-Development Dictionary” (Varios editores, Tulika Books, 2019)

 

Referencias adicionales

Albertani, Claudio, Guiomar Rovira y Massimo Modonesi (Coord.) (2009), La autonomía posible: Reinvención de la política y emancipación. México: Universidad Autónoma de la Ciudad de México.

Dinerstein, Ana Cecilia (2015), The Politics of Autonomy in Latin America: The Art of Organizing Hope. Hampshire, England: Palgrave MacMillan.

Enlace Zapatista, http://enlacezapatista.ezln.org.mx.

Linebaugh, Peter (2006), The Magna Carta Manifesto. Berkeley: University of California Press.

Lummis, Douglas (1996), Radical Democracy. Ithaca: Cornell University Press.

Pannikar, Raimon (1999), El espíritu de la política. Barcelona: Península.

 

Gustavo Esteva (1936 - 2022) es un activista e intelectual desprofesionalizado. Columnista en La Jornada y ocasionalmente en The Guardian, participa en organizaciones de base locales, nacionales e internacionales, y es autor de numerosos libros y ensayos.

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