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sábado, 29 de agosto de 2015

Alegatos finales y sentencia en "retardado" juicio oral por asesinato de Gabriel Calla Ibáñez

Gracias a Amalia Pando por su sensibilidad y empatía para entrevistarme por radio ERBOL el año pasado (16/06/2014) sobre nuestra "retardada" querella judicial — por el grave crimen de asesinato (que no cualquier delito) cometido contra la humanidad de nuestro hijo, hermano, amigo Gabriel Calla Ibáñez — cuya fase de juicio oral iniciado en abril 2014 recién concluirá con los alegatos finales y sentencia a partir del lunes 7 de septiembre del 2015  —es decir, después de año y medio del juicio oral y más de 7 años de los hechos que determinaron la muerte prematura de Gabo (21), nuestro ser querido—. Agradeceremos a todas las amigas/os, familiares, personas solidarias y ciudadanía en general, a que puedan acompañarnos para exigir "Justicia para Gabriel" desde este próximo lunes 7 a partir de las 9:30 am en el Tribunal Quinto de Sentencia, 5to piso de juzgados, calle Genaro Sanjinés casi esq. Potosí, La Paz.

Se puede escuchar el audio de la entrevista siguiendo el enlace a continuación:

https://www.dropbox.com/s/lx4n676ahhpsamz/16-06-14%20-%20DENUNCIA%20PADRE%20ASESIANTODE%20SU%20HIJO.mp3



miércoles, 19 de agosto de 2015

Iniciativa ciudadana: “Adopta a un niño muerto”

Congoja bilingüe, vergüenza en traducción
Silvana Rabinovich[1]
A la memoria de Ismail Mohammed Bakr (9), Mohammed Ramez Bakr (11), Zakaria Ahed Bakr (10), Ahed Atef Bakr (10), junto a la de los 213 muertos en Gaza en estos últimos días…  y a los de 2012, 2009 que se unen a los millones de seres humanos de todas las confesiones y de todas las naciones que, evocando al filósofo judío Emmanuel Levinas llamaremos víctimas del antisemitismo, esto es, del odio al otro ser humano.
Escribo estas palabras temblorosas mientras escucho una y otra vez a Java Alberstein que me susurra al oído, en hebreo, que todo hombre tiene nombre… lejol ish yesh shem (un viejo poema de Zelda). Y bendigo una y otra vez el trabajo imprescindible de aquellos que se encargan de recordar al mundo que cada uno de los asesinados tiene un nombre, y que en ese nombre se tejen el amor y el deseo de generaciones.[2] Y recuerdo a un autor Israelí de cuentos infantiles (Uri Orlev) que de niño estuvo en el ghetto de Varsovia y contaba cómo los niños juegan siempre, aun en medio de la muerte… Niños aprisionados en distintas lenguas, tiempos y lugares, obstinados siempre en jugar.
Los nombres, los nombres… Aquellos son los nombres donde al nacer se cifra la esperanza de los ancestros, ellos van tejiendo la “historia chica”.  Hay otros nombres que se inscriben en la “historia grande”, que a diferencia de los primeros no están dados con amor y deseo sino con soberbia y ambición. Esa franja de tierra que evoca el suicidio de Sansón y en español escribimos Gaza, en la lengua bíblica se lee como el adjetivo femenino “fuerte” עזה.[3] Alguien reflexionaba hace unos días que los niños de 5 años en esa tierra ya experimentaron tres prolongados bombardeos en cuyos nombres quisiera detenerme.
En 2008, durante los días de la festividad judía de januca, cuando en Israel los niños cantaban la canción del poeta Bialik a un trompo de plomo fundido, un militar se inspiró y le dio a una masacre que cobraría la vida de más de 300 menores palestinos[4] el nombre de ese juego infantil. En noviembre de 2012 el nombre que acompañaría al bombardeo de Gaza era de raigambre bíblica, “Columna de nube” (‘amud ‘anan, ענן עמוד que no “pilar de defensa” como llegó a través de su traducción inglesa),[5] evocaba ni más ni menos que la nube con la que Dios protegió del sol del desierto a los esclavos durante el éxodo de Egipto. Y hace unos días, tras otra operación de nombre bíblico, “guardián del hermano”, con la que el ejército de Israel denominó a la búsqueda de los responsables del asesinato de tres jóvenes israelíes, las fuerzas armadas se apropiaron del relato de Caín y Abel…[6]. Como desenlace de esta última, en estos días asistimos a un nombre hebreo (no bíblico) que por supuesto evoca la omnipotencia, tsuk eitan (איתן צוק ) significa “peñasco fuerte” y según se dice, el militar que lo bautizó así vio que allí convergen la fuerza que frente al enemigo despliega el IDF (eitan) con el pueblo fortalecido detrás suyo (tsuk). Claro que las traducciones se prestan a eufemismos, y el inglés prefiere un nombre más defensivo que belicoso, por eso hoy lo conocemos como “margen protector”.
Estos nombres de la “historia grande” a veces irrumpen en la “historia chica” cercenando vidas. Fue por eso que en 2009 un grupo de mexicanos (muchos de nosotros, judíos a los que no nos bastaba decir “no en mi nombre”) nos reunimos en una iniciativa ciudadana a la que le dimos un nombre lleno de vergüenza y de dolor: “adopta a un niño muerto”. Ese nombre sigue causando escozor. Aquella invitación, insoportable por ser imposible y no dar margen a la autocomplacencia, era y sigue incitando a la memoria. Adoptar a un niño muerto, evocar las circunstancias en que su juego fue interrumpido para siempre por una explosión causada por un arma teledirigida proveniente de un ejército muy poderoso que alardea de su precisión “quirúrgica”, era una manera de resistir a los números que los englobaban en el eufemismo “daños colaterales”. Adoptar a un niño muerto no significaba usurpar el derecho de sus familias a la memoria, sino hacer resonar nombres inaudibles de personas invisibilizadas por el mundo occidental. Adoptar la memoria de un niñomuerto mucho menos alentaba un sentimentalismo falaz, apenas se preguntaba por el porvenir. El horrible nombre de nuestra iniciativa se encuentra en el cruce de caminos entre la historia chica y la historia grande y, al igual que la Esfinge, desde la encrucijada nos desafía con un enigma que concierne a la vulnerabilidad humana (la única hoy capaz de poner un alto definitivo a la violencia asesina de mis nada gloriosos hermanos).

[1] Instituto de Investigaciones Filológicas, UNAM, autora de La Biblia y el drone. Sobre usos y abusos de figuras bíblicas en el discurso político de Israel, Madrid, IEPALA, 2013. Miembro de la iniciativa ciudadana ante las muertes de menores en Gaza “Adopta a un niño muerto” (México, a partir de 2009).www.uninomuerto.blogspot.com y en facebook “Adopta un niño muerto”.
[2] Cf. Michal Rotem http://972mag.com/i-am-the-woman-who-translates-the-names-of-the-dead/93701/
[3] A esa tierra llegó por mar un pueblo fuerte que conocía el hierro: los filisteos, contra quienes Sansón cometió el primer atentado suicida de la historia.
[4] Cifras de la ONG israelí B’tselem http://www.btselem.org/statistics/fatalities/during-cast-lead/by-date-of-event
[5] Cf. Éxodo 13:21 “Y Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche”
[6]Génesis 4:9 “ Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?”

El intelectual inorgánico

por Josep Barnadas
Acaba de fallecer en Cochabamba el historiador Josep Barnadas –boliviano, por elección– cuyo gran aporte a la historiografía boliviana han de saber destacarlo sus colegas y amigos… con un fragmento de sus textos menos conocidos va mi homenaje al pensador independiente e irreverente que también fue:

II
(…..)
“Hay que empezar recordando que en la figura del intelectual andan mezcladas dos tradiciones antagónicas: por un lado, la del intelectual alérgico al poder (siempre “demoníaco”), develador teóricamente incorruptible de los abusos del Poder establecido: su figura-símbolo puede ser Socrates; por otro, la del intelectual uncido al carro de los poderosos, portavoz y escriba de los gobernantes, una de cuyas encarnaciones locales podemos ver en Fernando Diez de Medina. La coexistencia de ambas tradiciones ya nos impide mitificar la figura del intelectual, como si históricamente sólo hubieran existido intelectuales independientes, críticos, intachables, marginados por el Poder o, incluso, perseguidos por éste a causa de su autoridad moral ante la sociedad. Este cliché apologético sólo ve un lado de la medalla.
“La verdad es que el poder ha sido siempre una de las grandes tentaciones del intelectual: también aquí se puede traer a colación aquellas palabras satánicas de la tentación de Jesús. “Todo esto será tuyo si, postrándote me adoras” (Lc 4,7). El Poder (me refiero al político), cualquiera que sea su contenido, orientación y carácter, tiene varios motivos para ir detrás de los intelectuales.
“En primer lugar, ve en ellos el medio de darse cierto barniz de “ilustración” y “cultura”: acaso no les pida acatamiento; basta con que se sientan a gusto bajo su manto, con que no despotriquen contra él, con que difundan una “imagen” favorable; el Poder se siente halagado siempre que puede aparecer como mecenas del pensamiento y de las artes.
“En segundo lugar, en la medida en que el Poder aspire a “ideologizar su dominio sobre la sociedad, sabe que esta “teoría” le ha de venir de los “pensadores”. Por lo tanto, hay que conquistar siquiera algunos de ellos para que empleen sus fuerzas en tal tarea.
“Por fin, el Poder necesita que alguien legitime su situación. En la antigüedad lo ha solido hacer la religión, a tono con el carácter social de la fe; cuando la cultura se ha secularizado, el cometido ha pasado a los intelectuales. Habrá que crear una “filosofía de la historia” para hacer creíble la “voluntad de poder” (Nietzsche), “la lengua siempre ha sido compañera del imperio” (Nebrija), el “destino manifiesto” (O’Sullivan), el “interés estratégico del proletariado” (Lenin), la “vanguardia de la Revolución” (Marx – Engels) o lo que sea.
“Visto desde el otro lado, también al intelectual le interesa el poder. Y le interesa por dos razones fundamentales: por vanidad y por eficacia. Su peculiar autoconsciencia exacerbada tiende a hipertrofiar su afán de protagonismo. El intelectual se siente líder; por tanto, no está hecho para seguir a la masa, sino para conducirla. Si el Poder le ofrece la oportunidad (o le hace siquiera creer en ella) de alcanzar aquella relevancia y audiencia, es probable que encuentre pocas resistencias. Porque, además, quien quiera que crea poseer cierto “mensaje salvador” para la colectividad buscará la forma de anunciarlo, de multiplicarlo, de implantarlo, de hacer prosélitos. ¿Qué más puede desear cuando un poder le ofrece oficializar su propio pensamiento; cuando pone a su disposición toda la infraestructura de un Estado?
“Claro que conviene aclarar que en estos tratos suelen introducirse —han de introducirse— elementos de contrabando; ya por principio se trata de una relación turbia, basada en un presunto malentendido por doble partida: ambas partes esperan aprovecharse del otro, ambas lo saben y éste es el único interés que tienen en el pacto. Por lo que se refiere al intelectual, acalla sus escrúpulos diciéndose que así “introducirá” sus ideas, que es lo que le compete. (La Historia nos enseña que, por lo general, es el Poder quien se aprovecha del intelectual; o si pierde terreno, corta el nudo por lo sano y le da un puntapié). ¿En qué consiste el quid pro quo? Si en un principio y en teoría el Poder ofrece al intelectual oficializar su pensamiento, en realidad el Poder desliza siempre algún factor propio, cautivada la libertad del intelectual con la euforia de la perspectiva de protagonismo y de eficacia, cuando aquél advierte que se está manipulando su mensaje según los intereses del Poder, ya suele ser tarde para echar marcha atrás y poner las cosas en claro: habiendo hipotecado su libertad, resultaría sorprendente que ahora pusiera en peligro el éxito de la operación por la salvaguarda de aquella; pero si de todas formas fuera capaz de hacerlo, el Poder no tendrá ninguna dificultad de desprenderse de él, como pieza inútil; siempre encontrará al siguiente “intelectual de turno”, que aguardaba su ocasión y el juego vuelve a comenzar. Al Poder nunca se le acaba el censo de intelectuales deseosos de ser eficaces.
III
“Hoy vivimos un momento de profundo desprestigio de los intelectuales orgánicos, incluso de aquellos que se pusieron al servicio de la idea teóricamente más noble: la instauración de una sociedad sin clases. Naturalmente, su desprestigio no les viene de la nobleza de su ideal, sino de su falta de lucidez (si no en el momento de entrar en el convenio, sí en muchos momentos posteriores). La gente ha aprendido a desconfiar de tales “lobos con piel de oveja”, si no son algo peor. La reiterada experiencia de cómo el Poder ha amordazado su espontánea rebelión —obedeciendo a algunos de sus movimientos reflejos— contra las “aventuras de la dialéctica” (Merleau – Ponty), ha quitado sistemáticamente credibilidad a la fórmula, en general.
“En consecuencia, si la figura del intelectual ha de reconquistar su autoridad moral (en realidad, no es el intelectual como tal que la ha perdido, sino su modalidad “orgánica”), sólo lo podrá hacer por la vía de una defensa encarnizada de su independencia. Y a fe que ésta pide pagar un alto precio, empezando por renunciar a la eficacia obsesiva (entendida como fin en sí) y, por ello, condicionante.
“En efecto, el intelectual no puede supeditar su pensamiento a los módulos de la aceptación social (si es que entendemos la eficacia como acogida de un pensamiento en una sociedad). Y menos todavía puede hacer de esta aceptación la guía que dicte los pasos a su pensamiento (invirtiendo/pervirtiendo su propia razón de ser originaria: en lugar de guiar es guiado por la sociedad!). El intelectual ha de plantearse las cosas al revés: arriesga su existencia en la fe que pone en el valor de las cosas que tiene que decir. Y solo en la medida que este pensamiento toque algunas de las cuestiones candentes de la sociedad a la que se dirige, tendrá eficacia. Es decir, la eficacia no debe planteársela como una ecuación funcional a una determinada moda manipulable (enrolándose a ella), sino como su adhesión a unas convicciones substantivas, por las que está dispuesto a jugarse la vida (y no en el sentido “heroico” de ser víctima de la violencia que mata, sino en el sentido de que subordina a aquellas convicciones la aceptación de cualquier oferta de la violencia que compra, a lo largo de su vida).
“Cuando uno reflexiona sobre el montaje que las sociedades modernas han hecho de las funciones intelectuales (tanto en el régimen capitalista como en el socialista), parece que la postulación del intelectual inorgánico se vuelve imperativa. Y traeré una sola razón para sostener mi posición: si la existencia del intelectual (como referente que otorga credibilidad a su pensamiento) ha de suscitar alguna brizna de esperanza, si ha de contribuir a salvaguardar un último recuerdo de la dignidad humana, amenazada por el despotismo y la informática, en sus lectores: debe boicotear sistemáticamente el juego de los autocalificados “ejecutivos de la cultura”, burócratas, que han demostrado su “benevolencia” ofreciendo puestos de trabajo para los “creadores”.
“Sabiendo la maldita cosa que le interesa a la sociedad industrial lo que puede ofrecerle un intelectual honesto, a éste no le queda otra salida que responder con la misma moneda, dejando así siquiera claro que no participa de aquellas reglas de juego, como desesperado testimonio de un resquicio de rebeldía y de aprecio de la persona libre.
“¿Donde queda entonces la eficacia de marras? En la medida en que esta no equivale a acogida, el intelectual no ha de vivir pendiente ni angustiado por ella. La verdadera eficacia consiste en decirle a sus semejantes lo que éstos necesitan que alguien les diga y nadie les dice (y aun acaso, no quieran oír), por más que sus contemporáneos lo lapiden. Si acertó en sus palabras, ya se encargará la terca realidad de abrir los ojos a los recalcitrantes. El intelectual habrá aportado lo único que su calidad de tal le pedía: dejar un testimonio de sensatez en un mundo que parece haberse vuelto loco”.
(…..)
Josep Barnadas, Ginebra, 26 de marzo, 1983
Fragmento extractado de “El intelectual inorgánico”, en Autos/actos de fe,Colección Historia Boliviana, Cochabamba, 1983, p. 25-32

lunes, 10 de agosto de 2015

IN MEMORIAM

Gabriel Calla Ibáñez †

(1ro abril, 1987 – 3 mayo, 2008)
Un día como hoy 1ro de abril nació nuestro hijo Gabriel Calla Ibáñez, “Gabo” le decíamos, quien encontró la muerte violenta y prematuramente (21 años) en una calle de La Paz (Bolivia) una fría noche del 3 de mayo 2008. Desde entonces hemos intentado vanamente encontrar “justicia”, en el sentido de retribución (castigo), a través de un proceso penal contra sus asesinos el primero de los cuales fue aprehendido ya en abril de 2009. Sin embargo, creemos que la justicia boliviana atraviesa una crisis terminal que se traduce en una gran incertidumbre de que se pueda llegar alguna vez a una sentencia, no tanto en nuestro caso (prácticamente resuelto en términos de la responsabilidad de  cuatro acusados, 3 aprehendidos y 1 prófugo) sino en la mayoría de los procesos penales en curso que no tienen visos de superar los enormes obstáculos burocráticos (no solo del aparato judicial sino de la propia normativa jurídica).
Por ello mismo, nos abocaremos desde hoy a intentar más bien hacerle justicia a su memoria, en el sentido de un (justo) reconocimiento a la bendición que fue, al menos para sus seres queridos, su paso por esta vida con todas sus alegrías, peripecias, sueños, logros (modestos o sorprendentes), talentos, amores, virtudes (además de sus opuestos). Se trata de poner en práctica la justicia en nuestras vidas mismas, empezando por reconocer que tuvimos el privilegio de compartir nuestras vidas, como me lo acaba de recordar una amiga, con un ser que delataba su naturaleza noble (fue honesto, confiado, generoso) incluso cuando, al momento de apreciar la belleza de todas las cosas, no se inhibía de utilizar palabrotas que compartía con sus amigos, entre otras, exclamando muchas veces ¡QUÉ DE LA PUTA! (también fueron sus últimas palabras… Dios lo tenga en su gloria!)

sábado, 8 de agosto de 2015

Fragmentos de “Oraciones a quemarropa” - Luis Espinal Camps*

por Hernando Calla

Son 35 años del asesinato de Luis Espinal en nuestro país, que él hizo suyo con un gesto decidido de adopción al poco tiempo de su llegada a Bolivia en 1968. Desde 1980, cada 22 de marzo recordamos la muerte sangrienta de Espinal a manos de las oscuras fuerzas del (para) militarismo y el narcotráfico que ese año se coludieron con la pretensión de frenar el proceso democrático en curso. Ese proceso se había reiniciado con fuerza desde el triunfo de la huelga de hambre de mujeres mineras y sectores populares en 1978 en la que Lucho también participó con la misma radicalidad de adopción de su nueva nacionalidad pues, como escribió, “morir (de hambre) por un pueblo puede dar más ciudadanía que nacer en él”.
Seguramente por ello es que pocos sabemos el lugar y la fecha de su natalicio (cerca de Manresa, 4 de febrero, 1932) y es posible que también él olvidara la fecha de su cumpleaños; a lo más recordará su “Cumpleaños” en una ocasión para hacer un balance de la vida (desde una perspectiva cristiana muy exigente consigo misma):
La vida transcurre, se nos va de las manos;
y nos hallamos vacíos ante Dios…
Hemos gastado demasiada vitalidad en egoísmo:
Hemos buscado el éxito, la gratitud, el placer.
Hemos sometido el amor
a la ley de la oferta y la demanda;
lo hemos dado a quien no lo necesitaba;
y en cambio, hay hambrientos de amor…
En otra de las “Oraciones a quemarropa” (que publicó primero en España), escribió sobre el “Cansancio de ser cristianos”:
En este momento, en cada momento,
alguien muere, alguien blasfema,
una inocencia es atropellada,
una persona se suicida…
Y nosotros estamos pasivos,
sobre las ruinas del mundo,
preocupados por un botón.
El sacerdote jesuita Luis Espinal Camps llegó a Bolivia todavía joven aunque ya tenía una trayectoria de pensamiento propio y creatividad profesional como periodista y cineasta. A los que se añadía su sensibilidad social que se había manifestado en varias actividades con las que se comprometió decididamente, entre ellas, la producción de una serie de programas sobre problemas sociales para la televisión española TVE  denominada “Cuestión Urgente” y que había generado mucha expectativa en la España franquista.
En otro momento, el paso del tiempo dejando atrás la “Juventud” se le antojaba como una tentación al aburguesamiento:
Ya casi no somos jóvenes;
la vida nos ha madurado, y envejecido…
Nos sentimos cansados de luchar;
y quisiéramos ya una vida aburguesada.
Sin embargo, sólo era una forma de sacudirse la rutina y la tentación de la comodidad pues, de inmediato, sus versos invocaban la posibilidad del camino opuesto, aquel abierto por el Hijo del Hombre, muerto injustamente joven:
Jesucristo, quisiéramos ser como tú,
que no conociste la esclerosis
de la edad madura, y fuiste joven
hasta la muerte violenta.
Lucho tenía una gran empatía con la juventud y fueron los jóvenes de aquella época —particularmente aquellos que siguieron sus pasos como cineastas o críticos de cine— quienes más apreciaron lo trascendente de la llegada de Espinal a Bolivia para esa inquieta generación de los años sesenta y setenta en busca de darle sentido a sus vidas. Si aún pudieran escucharle los jóvenes de hoy, comprenderían que era alguien que intuía su malestar ante una sociedad en crisis que se expresa a través de la “Música moderna”:
Tú comprendes nuestra música,
expresión del hombre actual…
Tú conoces a estos jóvenes
que con voz sollozante interrogan…
Cada vez que golpean su guitarra
nos dejan en carne viva…
Jesucristo, nunca hubo
una nostalgia de ti tan difundida.
El “tecno” y el “rock” son una oración.
Escucha.
En otra ocasión hacía un ferviente llamado a “No ahorrarnos” la vida:
Pasan los años,
y al mirar hacia atrás
vemos que nuestra vida ha sido estéril…
Estamos ahorrando la vida,
por egoísmo, por cobardía.
Sería terrible malgastar
este tesoro de amor que nos has dado.
Pero así como era radicalmente exigente consigo mismo, el “Misterio de la persona” escondido en los demás le infundía respeto y amor; decía que solo cabe “una actitud religiosa ante el misterio de las personas”:
Cada persona lleva sus heridas,
su sensibilidad inexpresada,
el vértigo de su soledad…
Aún la persona más vulgar o despreciable
encierra su misterio;
si lo descubriésemos la llegaríamos a amar…
Haznos delicados para no profanar el misterio humano.
Por ello es que, aún después de 35 años, nos sentimos asimismo sobrecogidos ante el misterio de la vida, pasión y muerte de Luis Espinal, frente a la indecible crueldad con que lo asesinaron. Poco tiempo antes, alguien que trabajaba en su casa de Miraflores lo vio pálido e inmóvil, como ausente (“ido”) en su habitación, “parecía haber recibido el impacto de una anticipación del violento final que le tenían preparado las oscuras fuerzas que conspiraban en las sombras de la noche”.  Años antes, él lo habría asimilado quizás a los “Mandatos incomprensibles” del Señor de la Vida:
Jesucristo, aceptamos esta muerte
que nos roe la persona.
Sabemos que son tus manos
las que nos magullan amorosamente,
las que nos desfloran el alma…
Jesús crucificado…
No nos dejes morir más de la cuenta.
Señor
¡cómo tememos que sea sólo un suicidio
nuestra crucifixión!
Luis Espinal, Director del Semanario Aquí en Bolivia, murió el 22 de marzo de 1980 a consecuencia de torturas, vejámenes y disparos a quemarropa que le infligieron agentes del Servicio Inteligencia del Ejército (Sección II) a las órdenes del coronel Luis Arce Gómez hoy recluido en Chonchocoro por delitos de alzamiento armado y otros crímenes.
Hernando Calla, La Paz, 28 de marzo, 2015

Publicado originalmente el 8/04/2016 por el periódico digital Semanario Aquí. (http://www.semanarioaqui.com/index.php/opinion1/4107-fragmentos-de-oraciones-a-quemarropa-luis-espinal)

*La edición más actualizada de "Oraciones a quemarropa" es de Plural Editores y Fundación Xavier Albó, julio 2015.





A 7 años de su muerte

Gabriel Calla Ibáñez † (1ro abril, 1987 – 3 mayo, 2008)
Y llegó aquella fría noche/madrugada del 3 de mayo de 2008 donde te encontrarías con el/los asesinos… ¡cómo no haberte advertido que te cuidaras, si tu mismo nos ponías a escuchar esa canción de Iron Maiden que nos estaba advirtiendo todo el tiempo! Puesto que si acaso te decíamos que te cuidaras; en realidad, no lo creíamos de veras: “que te cuidaras de los otros”; pensábamos que uno debe cuidarse de sí mismo, de no exagerar en la bebida, en el amiguismo, o qué se yo; no te advertimos que los asesinos ruedan por las mismas calles donde caminan ustedes y, si bien no son fáciles de distinguir entre la gente, representan un peligro para la vida de cualquiera, pero sobre todo de aquellos cuya juventud, inocencia, generosidad los vuelve más vulnerables. Teníamos que haberte advertido te cuides del ataque artero de los que andan por ahí esperando la oportunidad para dar rienda suelta a sus instintos asesinos, de aquellos que andan con el cuchillo bajo la manga y que con el pretexto de robarte el dinero (o el celular) sienten la adrenalina del dominio sobre la vida de otro hombre correr por sus venas…


THE ASSASSIN/EL ASESINO
IRON MAIDEN

It's not the money I make/No es el dinero que obtengo
It's the thrill of the chase/se trata de la emoción de la cacería
And I'm coming after you/y voy detrás de tí
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chorus/coro
Better watch out,cos I'm the assassin/Mejor te cuidas,porq soy el asesino
Better watch out, better watch out/Mejor te cuidas, mejor te cuidas
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I'm in a cold cold sweat/Tengo un sudor frío
I taste the smell of death/Huelo el aroma de la muerte
I know the moment's getting closer/sé que el momento se acerca

And as you walk to the light/Y cuando sales a la luz
I feel my hands go tight/siento mis manos apretar fuertemente
Excitement running through my veins/un estremecimiento corre por mis venas

I feel adrenalin rush/Siento elevarse la adrenalina
It's just the final touch/solo falta el toque final
You can kiss your ass goodbye/puedes besar tu culo adiós


https://www.youtube.com/watch?v=UThSVB_4Hqs



La reconstrucción convivencial

por Iván Illich
La herramienta y la crisis
Los síntomas de una crisis planetaria progresivamente acelerada son manifiestos. Por todos lados se ha buscado el por qué. Anticipo, por mi parte, la siguiente explicación: la crisis se arraiga en el fracaso de la empresa moderna, a saber, la sustitución del hombre por la máquina. El gran proyecto se ha metamorfoseado en un implacable proceso de servidumbre para el productor y de intoxicación para el consumidor.
El señorío del hombre sobre la herramienta fue reemplazado por el señorío de la herramienta sobre el hombre. Es aquí donde es preciso saber reconocer el fracaso. Hace ya un centenar de años que tratamos de hacer trabajar a la máquina para el hombre y de educar al hombre para servir a la máquina. Ahora se descubre que la máquina no “marcha” y que el hombre no podría conformarse a sus exigencias,  convirtiéndose de por vida en su servidor. Durante un siglo, la humanidad se entregó a una experiencia fundada sobre la siguiente hipótesis: la herramienta puede sustituir al esclavo. Ahora bien, se ha puesto de manifiesto que, aplicada a esos propósitos, es la herramienta la que hace al hombre su esclavo.
La sociedad en que la planificación central sostiene que el productor manda, como la sociedad en que las estadísticas pretenden que el consumidor es rey, son dos variantes políticas de la misma dominación por los instrumentos industriales en constante expansión. El fracaso de esta gran aventura conduce a la conclusión de que la hipótesis era falsa.
La solución de la crisis exige una conversión radical: solamente será echando abajo la sólida estructura que regula la relación del hombre con la herramienta como podremos darnos unas herramientas justas. La herramienta justa responde a tres exigencias: es generadora de eficiencia sin degradar la autonomía personal; no suscita ni esclavos ni amos; expande el radio de acción personal. El hombre necesita de una herramienta con la cual trabajar y no de instrumentos que trabajen en su lugar.Necesita de una tecnología que saque el mejor partido de la energía y de la imaginación personales, no de una tecnología que le avasalle y le programe.
Yo creo que se deben invertir radicalmente las instituciones industriales yreconstruir la sociedad completamente. Para poder ser eficiente y poder cubrir las necesidades humanas que determina, un nuevo sistema de producción debe también reencontrar nuevamente la dimensión personal y comunitaria. La persona, la célula de base, conjugando en forma óptima la eficacia y la autonomía, es la única escala que debe determinar la necesidad humana dentro de la cual la producción social es realizable.
El hombre que se mueve o que permanece necesita de herramientas. Necesita de ellas tanto para comunicarse como para atenderse a sí mismo. El hombre que camina y se cura con sencillez no es el hombre que hace cien por hora sobre la autopista y toma antibióticos. Pero ninguno de ellos puede valerse totalmente por sí mismo y depende de lo que le suministra su ambiente natural y cultural. La herramienta es, pues, el proveedor de los objetos y servicios que varían de una civilización a otra.
Pero el hombre no se alimenta únicamente de bienes y servicios, necesita también de la libertad para moldear los objetos que le rodean, para darles forma a su gusto, para utilizarlos con y para los demás. En los países ricos, los presos frecuentemente disponen de más bienes y servicios que su propia familia, pero no tienen voz ni voto sobre la forma en que se hacen las cosas, ni tienen derechos sobre lo que se hace con ellas. Degradados esencialmente al rango de meros consumidores-usuarios, se ven privados de la convivencialidad.
Bajo convivenvialidad entiendo lo inverso de la productividad industrial. Cada uno de nosotros se define por la relación con los otros y con el ambiente, así como por la sólida estructura de las herramientas que utiliza. Estas pueden ordenarse en una serie continua cuyos extremos son la herramienta como instrumento dominante y la herramienta convivencial. El paso de la productividad a la convivencialidad es el paso de la repetición de la falta a la espontaneidad del don. La relación industrial es reflejo condicionado, una respuesta estereotipada del individuo a los mensajes emitidos por otro usuario a quien jamás conocerá a no ser por un medio artificial que jamás comprenderá. La relación convivencial en cambio, siempre nueva, es acción de personas que participan en la creación de la vida social. Trasladarse de la productividad a la convivencialidad, es sustituir un valor técnico por un valor ético, un valor material por un valor logrado. La convivencialidad es la libertad individual, realizada dentro del proceso de producción, en el seno de una sociedad equipada con herramientas eficaces. Cuando una socieadad, no importa cual, rechaza la convivencialidad antes de alcanzar un cierto nivel, se convierte en presa de la falta, ya que ninguna hipertrofia de la productividad logrará jamás satisfacer las necesidades creadas y multiplicadas por la envidia.
La alternativa
La institución industrial tiene sus fines que justifican los medios. El dogma del crecimiento acelerado justifica la sacralización de la productividad industrial, a costa de la convivencialidad. La desarraigada sociedad actual se nos presenta de pronto como un teatro de la peste, un espectáculo de sombras productoras de demandas y generadoras de escasez. Únicamente invirtiendo la lógica de la institución se hace posible revertir el movimiento. Por esta inversión radical la ciencia y la tecnología moderna no serán aniquiladas, sino que dotarán a la actividad humana de una eficacia sin precedentes. Por esta inversión ni la industria ni la burocracia serán destruidas, sino eliminadas como impedimentos a otros modos de producción. Y la convivencialidad será restaurada en el centro mismo de los sistemas políticos que protegen, garantizan y refuerzan el ejercicio óptimo del recurso que mejor repartido está en el mundo: la energía personal que controla la persona. Oigo decir que desde ahora es necesario que aseguremos colectivamente, la defensa de nuestra vida y de nuestro trabajo, contra los instrumentos y las instituciones que amenazan o desconocen el derecho de las personas a utilizar su energía en forma creativa. Oigo proponer que con este objeto debemos explicitar la estructura formal común a los procesos de decisión ética, legal y política: es ella la que garantiza que la limitación y el control de las herramientas sociales serán resultado de un proceso de participación y no de los oráculos de los expertos.
El ideal propuesto por la tradición socialista no se traducirá en realidad mientras no se inviertan las instituciones imperantes  y no sea sustituida la instrumentación industrial por herramientas convivenciales. Y por su parte la reinstrumentación de la sociedad tiene todas las probabilidades de perdurar como piadoso propósito, si los ideales socialistas de justicia no lo adoptan. Por ello se debe saludar a la crisis declarada de las instituciones dominantes como al amanecer de unaliberación revolucionaria que nos emancipará de aquellas instancias que mutilan la libertad elemental del ser humano, con el solo fin de atosigar cada vez a más usuarios. Esta crisis planetaria de las instituciones nos puede hacer llegar a un nuevo estado de conciencia, que afecte a la naturaleza de la herramienta y a la acción a seguir, para que la mayoría tome el control. Si, desde ahora, las herramientas no se someten a un control político, la cooperación de los burócratas del bienestar y de los burócratas de la ideología, nos hará reventar de “felicidad”. La libertad y la dignidad del ser humano seguirán degradándose, estableciendo una servidumbre sin precedentes del hombre a su herramienta.
A la amenaza de un apocalípsis tecnocrático, yo opongo la visión de una sociedad convivencial. La sociedad convivencial descansará sobre contratos sociales que garanticen a cada uno el mayor y más libre acceso a las herramientas de la comunidad, con la condición de no lesionar una igual libertad de acceso al otro.
Extractado de Iván Illich, “La convivencialidad”. Barral Editores, Barcelona, 1974, pp. 25-29