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jueves, 26 de marzo de 2020

ACLARACIONES por Giorgio Agamben*


Nota del traductor: Giorgio Agamben escribió un artículo sobre la respuesta al coronavirus en Italia que provocó una controversia en los medios periodísticos y entre otros filósofos europeos (algunos textos pueden leerse en inglés aquí: http://www.journal-psychoanalysis.eu/coronavirus-and-philosophers/); posteriormente, el filósofo italiano escribió estas “Aclaraciones” aduciendo que algún periodista había distorsionado y falsificado sus consideraciones sobre la confusión ética a la que la epidemia estaba llevando a su país. A continuación, mi traducción de las Aclaraciones del autor publicadas en Quodlibet el 17 de marzo de 2020 (Ver original en: https://www.quodlibet.it/giorgio-agamben-chiarimenti)

El miedo es mal consejero, pero hace que aparezcan muchas cosas que se fingía no ver. La primera cosa que evidencia la ola de pánico que ha paralizado al país es que nuestra sociedad no cree en nada más que la pura vida (nuda vita). Es evidente que los italianos están dispuestos a sacrificar prácticamente todo, las condiciones normales de la vida, las relaciones sociales, el trabajo, incluso las amistades, los afectos y las convicciones religiosas y políticas, al peligro de enfermarse. La pura vida –y el miedo a perderla– no es una cosa que una a los hombres, sino algo que los encierra y los separa. 

Los otros seres humanos, como en la plaga descrita en la novela de Alessandro Manzoni, son ahora vistos solamente como posibles transmisores que es preciso evitar a cualquier costo y de quienes es necesario mantenerse a una distancia de mínimo un metro. Los muertos –nuestros muertos– no tienen derecho a un funeral y no está claro que sucede con los restos de nuestros seres queridos. Nuestro prójimo ha sido cancelado y es curioso que las iglesias no se pronuncien al respecto. ¿En qué se convierten las relaciones humanas en un país que se habitúa a vivir de este modo por quien sabe cuánto tiempo? ¿Y qué cosa es una sociedad que no tiene otro valor que la sobrevivencia?

La otra cosa no menos inquietante que la primera, que la epidemia ha hecho aparecer con claridad, es que el estado de excepción al que los gobiernos nos han habituado desde hace tiempo, se ha convertido verdaderamente en la condición normal. Ha habido epidemias más graves en el pasado, pero nadie pensó por eso declarar un estado de emergencia como el actual, que nos impide incluso de movernos. Los hombres han sido tan habituados a vivir en condiciones de crisis continua y emergencia permanente que no parecen darse cuenta que su vida ha sido reducida a una condición puramente biológica y ha perdido no sólo toda dimensión social y política, sino incluso la humana y afectiva. Una sociedad que vive en un estado de emergencia permanente no puede ser una sociedad libre. Vivimos de hecho en una sociedad que ha sacrificado la libertad a supuestas “razones de seguridad” y se ha condenado por ello a vivir en un permanente estado de miedo e inseguridad.

No sorprende que se hable de guerra por el virus. Las medidas de emergencia nos obligan de hecho a vivir en condiciones de toque de queda. Pero la guerra contra un enemigo invisible que puede anidarse en cualquier otra persona es la más absurda de las guerras. Es, en realidad, una guerra civil. El enemigo no está fuera, está dentro de nosotros.

Lo que preocupa no es tanto o no es sólo el presente, sino lo que viene después. Así como las guerras dejaron como herencia a la paz una serie de tecnologías nefastas, desde alambre de púas hasta plantas nucleares, es también muy probable que aún después de la emergencia se busque continuar los experimentos que los gobiernos no lograron realizar antes: que cerremos las universidades y las escuelas y pasemos clases sólo por Internet, que dejemos de una vez de hacer reuniones para hablar de cuestiones políticas y culturales, e intercambiemos solamente mensajes digitales, y donde sea posible con la máquina sustituyamos cada contacto –cada contagio– entre seres humanos.

*Traducción de Hernando Calla (del inglés por Adam Kotsko y comparando con el original)

La Paz, Bolivia 26/03/2020

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